West Coast

AVENTURA

3/13/2024

Pancake Rocks
Pancake Rocks

Arthur’s Pass, la famosa travesía de la Isla Sur. Desde Christchurch hasta Greymouth, los paisajes evolucionan y se diversifican.
Empieza con las montañas peladas tan comunes en esta mitad del país, probablemente el terreno de juego ideal para lxs aficionadxs a los deportes de invierno.
Hicimos una parada para ver dos cascadas, una mona y otra realmente impresionante. Aunque me costó llegar al mirador sin perder un pulmón, los 113 metros de agua cayendo con gracia y voluptuosidad valían la pena. Probablemente sea la cascada más alta que haya visto de cerca y, sólo por ella, valió la pena hacer esta travesía.
Luego nos detuvimos junto a un viaducto, no tanto por la vista como por la esperanza de ver un Kea, ese gran loro de la montaña. El lugar tenía fama de su presencia, pero la suerte no estaba de nuestro lado en ese momento.
Seguimos con nuestro camino, observando cómo las montañas se cubrían de una vegetación abundante y con una apariencia mucho más tropical de lo que habíamos estado acostumbradxs en los últimos cuatro meses en este país.

Finalmente, las exuberantes montañas se abrieron para revelar el Mar Tasman. ¡Una nueva extensión de agua salada para añadir a mi lista!
Como aún era temprano, nos dirigimos hacia Hokitika Gorge para dar un paseo por el bosque junto al río del mismo nombre, con un color azul sobrenatural que me recordaba al de Montanejos, la ciudad termal cerca de Valencia.
Luego, una duchita en el río seguida por una entusiasta búsqueda de pounamu (es posible encontrar jade en bruto en las orillas del famoso río, así como en algunas playas).

Así que fue con los brazos cargados de piedras que nos dirigimos al Hotel Woodstock que, al parecer, dejaba que aparcasen las furgonetas durante la noche.

No suelo detallar los lugares donde aparcamos para dormir, pero hay muchas menos infraestructuras disponibles e indicadas en la costa oeste de la Isla Sur. De hecho, encontramos este lugar siguiendo los consejos del propietario de nuestro próximo house-sit.
Así que, si alguna vez te encuentras paseando por Hokitika, el Hotel Woodstock es una taberna dirigida por gente muy amable, que elabora su propia cerveza y deja la puerta de los baños abierta durante la noche para que lxs viajerxs (sin necesidad de consumir) puedan usarlos.
Y sobre todo, el gran punto a favor es que está a 5 minutos a pie de un "glow worm dell". Durante el día, parece una cueva con una entrada apenas visible, pero en realidad conduce a un valle descubierto durante la minería del siglo anterior y que podría servir de escenario para Tomb Raider con sus paredes rocosas cubiertas de vegetación. La última vez que había visto un lugar así fue en Camboya, cerca de Battambang.

Pero es especialmente de noche cuando la magia ocurre: las paredes se iluminan con un azul brillante, haciendo sombra al cielo estrellado sobre nuestras cabezas. Cientos de gusanos luminosos han hecho de este pequeño rincón su hogar y nos han maravillado como niñxs (un estado en el que deberíamos intentar mantenernos lo máximo posible de todos modos).

Al día siguiente, llenxs de esperanza, llevamos nuestros hallazgos verdes a un taller especializado en pounamu. Pero resultó que sólo habíamos descubierto cuarzo y serpentina (que también son piedras con propiedades interesantes en litoterapia, pero no explotables en ese momento). Por lo tanto, fue entre las piedras proporcionadas por el taller que elegimos aquellas que íbamos a transformar en colgantes.
Si me has estado siguiendo, sabrás que me encanta crear y dejar que mi imaginación se exprese. Así que me sentí un poco frustrada cuando me dieron una hoja y un lápiz para dibujar en quince minutos el diseño de mi futura creación. Fue mi culpa, me había convencido de que las opciones serían limitadas y que tendría que elegir entre varias formas de colgantes definidas, seguir un patrón. Así que entré en pánico cuando me dejaron carta blanca, me hubiera gustado tener más tiempo para meditar en privado sobre la forma que le daría a este talismán único.
Para no retrasar a todxs, seguí mi instinto y dibujé un triángulo apuntando hacia abajo, símbolo de la polaridad Yin a la que intento dar cada vez más espacio en mi vida. En el centro, grabé una espiral, que representa no solo el agua, la fluidez, la creatividad y las emociones, sino también los ciclos infinitos de la vida, la evolución, la renovación. Además, es un símbolo frecuentemente utilizado en el arte maorí, y quería que mi obra también rindiera homenaje al lugar de su creación.
Luego, lineítas en las esquinas, para iluminar el conjunto y añadir mi toque personal. La miríada de puntos no estaba prevista, me dejé llevar un poco una vez que tuve la máquina en la mano.

La experiencia nos gustó mucho y nos dio ganas de embarcarnos en la talla de piedras semipreciosas (otra actividad creativa manual para añadir a la interminable lista de nuestras pasiones por explorar, jeje).
El resultado no es perfecto, pero son nuestras creaciones. Nosotrxs moldeamos el jade para amplificar su energía ya poderosa y hacerla nuestra. Y eso fue realmente genial.

Luego, dirección a Westport para ver la puesta de sol en el mar. Dani, habiendo vivido toda su vida en la costa este de España, nunca había visto una. Así que elegimos un lugar en la playa y jugamos al juego ofrecido por Juliette mientras esperábamos que el sol se pusiera... en tierra adentro. No tan orientado hacia el oeste, Westport. Ups. Será para la próxima vez.

Al día siguiente, finalmente nos dirigimos hacia el norte, sin encontrar alma viviente, ni cobertura, ni radio durante algunas horas. Dirección el Abel Tasman y la Golden Bay antes de volver al house-sitting en Nelson.
Pero eso, te lo contaré una vez que nuestro tiempo en la soleada ciudad llegue a su fin.

☀︎ Gracias por leerme ☀︎

Luego tomamos la carretera hacia Greymouth, una de las principales ciudades de la costa oeste, pero el tiempo se desató y nos refugiamos en un parque acuático para compensar todas esas horas perdidas de yoga nadando, además de disfrutar de una ducha caliente.

Al día siguiente, recorrimos la carretera entre Greymouth y Westport, que por el momento es la más guapa que he visto en este país. Horas pasadas junto a la costa salvaje, con las montañas cubiertas de selva exuberante a nuestra derecha y las olas embravecidas a nuestra izquierda.

Nos detuvimos para remontar un río que se adentraba en esa vegetación de aspecto tropical, así como para ser salpicadxs por géiseres naturales. Otro momento destacado de este viaje para mí.
Por mucho que se diga, sí, la montaña es hermosa, es fuerza y estabilidad. Pero nada puede rivalizar con las olas impetuosas de un mar indomable. Es libertad, es inmensidad. Y verlas estrellarse contra los acantilados, luego subir por las cavidades talladas con el tiempo y explotar a varios metros por encima de la roca, dando vida a pequeños arcoíris mágicos, fue realmente emocionante. Me habría quedado horas allí.

Eso es, para mí, lo que está detrás de la pregunta "¿Y tú, prefieres el mar o la montaña?":
¿Prefieres trabajar duro y escalar la roca sólida para ser recompensadx en la cumbre, o dejarte llevar por el flujo de la vida, libre como las olas que se renuevan infinitamente? No hay una respuesta incorrecta, pero ¡yo sé lo que elijo!

Los gusanos luminosos, son difíciles de capturar en foto pero, de verdad, fue encantador.

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